Hay bodas en la que la actitud y personalidad de los novios hacen que todo quede en un segundo lugar y convierten el enlace en un evento inolvidable. Es el caso de la boda de Laura y Mike, una pareja compuesta por una catalana y un inglés residentes en Londres, que quisieron casarse en el Convent de Blanes, en el comienzo de la Costa Brava.

Durante todo el enlace e incluso días antes del mismo, la pareja derrochaba una alegría desbordante que consiguieron contagiar a todas las personas que trabajamos en la organización de la boda y a sus invitados.




Como no podía ser de otra manera, la boda se decoró con flores de colores intensos que llenaban el espacio de alegría. El color coral, que combinaba a la perfección con la piedra del convent de Blanes fue el protagonista del enlace ya que estuvo presente tanto en la ceremonia como en la celebración posterior.



El banquete se decoró con centros de mesas altos compuestos por peonias y rosas en tonos corales, rosas y blancos. El espacio donde se sirvió la comida se alumbró con guirnaldas de luces que aportaban calidez y daban un toque especial a la celebración.




El ramo de la novia, de tallo grande, también se trabajó en los mismos tonos coral y rosa presentes en todo el evento. Cuando terminó la ceremonia, Laura lanzó el ramo entre sus amigas solteras, dando lugar a uno de los momentos más divertidos del día.



La comida dio paso a una fiesta en la que los invitados y los novios bailaron durante horas y en la que se respiró un ambiente divertidísimo y lleno de alegría. Una boda cargada de amor y cariño en la que lo más importante fue la felicidad de los novios. ¡Gracias Laura y Mike por compartirla con nosotros!



